No nos atrevemos a muchas cosas porque son difíciles, pero son difíciles porque no nos atrevemos a hacerlas. (Séneca)

domingo, 25 de abril de 2010


Pelirrojos

(Fotog. mural.uv.es)

Ya desde mucho tiempo atrás, he oído la frase de : "Los caballeros las prefieren rubias" que corresponde a una película realizada en 1953 y basada en una novela y en un musical del mismo título. Sin embargo, dado el escaso número de las mismas, las personas pelirrojas siempre me han llamado la atención. Son, para mí, especialmente particulares. De igual forma han sido consideradas divinidades por ciertas y antiguas tribus.

Hace unos días, leyendo un artículo sobre el poeta José Moreno Villa (1887-1955), encontré unos versos suyos correspondientes a su obra "Jacinta la Pelirroja" que por su sencillez me resultan muy agradables. Dado que hoy es el 55 aniversario de su muerte, como pequeño homenaje a él y a todos los pelirrojos, transcribo esos versos:

Al pueblo, sí, pero contigo, Jacinta.

Bordeando la vía del tren y el río.

Bordeando todas las flores del camino.

Bordeando la iglesia,

el castillo, la nube

y los bellos espíritus.

Bordeando la salud.

Corriendo por la inteligencia al filo.

Manteniendo nuestro corazón de carne

con carne sencilla e instinto.

Ven Jacinta, pelirrojiza,

copa sin pie, puro equilibrio.

Vamos al pueblo, bordeándolo todo.

El aire, la luz y hasta el concierto divino.


martes, 20 de abril de 2010

¡Este vecino me tiene harto!

(Fotog. corazon.blogia)

Siempre, siempre va de negro. Eso sí, impecable. Y procura pasar desapercibido...generalmente.
Pero, ¡ay! cuando llega esta época. Todos sabemos ya lo que ésta influye en el comportamiento de cada uno. Y en el de él, mi vecino, ...¡también! Vaya, que le da por cantar todos los días a eso de las cinco y pico de la mañana... y me despierta, claro.
Desde la ventana de la habitación, a veces desde la del salón, le llamo la atención, incluso le grito, mas sólo consigo que enmudezca unos instantes para proseguir de inmediato con sus cánticos, si cabe, con más fuerza. Al despuntar el día queda callado, en silencio.
Me tiene harto el dichoso mirlo... ¡y qué bien canta el condenado!

Los pajarillos
están alborotados.
Es primavera,
y, claro, ya se sabe
que la sangre se altera.

jueves, 15 de abril de 2010

A través de la ventanilla de... mi tren.

(Fotog. de flickr)

Hace dos días. Amanece grisáceo, más que en los días precedentes, como queriendo participar de la pena agridulce que me embarga al partir de estas tierras luminosas, almendradas de moros y cristianos...
Al pasar por Valladolid, mi pensamiento va al pueblo en el que restan, únicamente, los restos de mi padre y abuelos y la imaginación ayuda...

Echo de menos
el color pajizo
del pueblecito
de mis antepasados,
y el olor a cocido
y las morcellas volando.

¿ ?

(Fotog. de diariodeamerica)

Por la tarde. Tirado junto a la bajante del edificio. Justo en el recodo, haciendo esquina a la Delegación de Hacienda. No parecía sucio, tan sólo estaba arrugado y encogido. Pasaba la gente a su lado sin percatarse de su presencia. Nadie miró hacia él. LLegó la noche y permanecía en el mismo lugar. Allí quedó. Al amanecer, la máquina barredera lo llevó.
Yo sigo en la ventana.

lunes, 5 de abril de 2010

Por la ventanilla del tren, de mi tren.

(Fotog. de librodearena)


Breve paisaje vertebrado por la Hermosa España Orteguiana.

Comienza mi periplo en tierras clarinianas con su paisaje, a veces, frondoso y espeso al igual que la prosa de La Regenta.
Luego aparece ante mis ojos la larga y ancha Castilla con la amplitud casi sin límites de un endecasílabo ampuloso y glorioso de Rubén Darío y, al mismo tiempo, parca en vegetación y en variedad de paisaje cual austeridad penitencial delibesiana.
Ah, Madrid! faraónica y napoleónica, estrecha en horizonte y con vistas al cielo... por sus rascacielos? Edificios que parecen escapar del suelo como jardines de girasoles.
Luego, se repite la soledad castellana manchega del Hidalgo. En estos tiempos, él mismo plantaría molinos al viento pues, aunque su envidiable locura no lo entendiera, necesitamos energías renovables..., dicen.
Mas al fin, llego al levante de luminosidad casi soberbia, sorollana, envolvente, en horas punta hasta un pelín molesta, y aliñada con agradables aromas frutales.

* * * * *

Vuelvo a ver Moros... y Cristianos, y no puedo evitar compararlos con nuestros partidos mayoritarios.
Con bombo y platillos muestran como pavos reales sus abalorios y estandartes. Una pregunta: ¿serían aquellos de antaño corruptos como los actuales? Creo que en ese tema no hemos avanzado mucho.